sábado, 3 de abril de 2010

Escuela de padres



Escuela de Padres. Organización.

Habría dos formas de enfocar el aspecto organizativo de una Escuela de Padres: una, procediendo en forma lógica y siguiendo las pautas de montaje de un grupo de adultos que pretende intercambiar experiencias y aprender formas útiles de educar a los hijos y mejorar su interacción como padres. Otra forma sería el partir de las dificultades y problemas que suelen surgir en multitud de EP que ya existen, pero que no funcionan bien o incluso están a punto de desaparecer o sumirse en un cierto letargo por su falta de efectividad. Comenzaremos por la descripción de dificultades y pasaremos luego al análisis de cómo poder organizar una EP.

LAS EP EN APUROS

Recogiendo una serie de consultas que a lo largo de los últimos años han presentado muchas EP, podrían señalarse las causas más frecuentes de sus dificultades:

—Grupo excesivamente homogéneo: terminan aburriéndose o aferrándose todos a la misma idea y gastando más tiempo en defenderse de lo que sucede en la vida que en lograr soluciones creativas para adoptar los cambios necesarios.

—Falta de realismo: lo que en la EP se concluye, no vale luego para llevar a casa.

—Problemas individuales de interacción en el grupo, que no saben o no pueden resolverse.

—Conductores de grupo demasiado directivos o, por el contrario, un tanto ausentes, creyendo que el grupo va a funcionar solo.

—Convertir las reuniones de grupo en un encuentro social, sin tarea concreta de aprendizaje e interacción de personas.

—Falta de variedad de técnicas: siempre lo mismo y sin dar oportunidad a que cada cual pueda elegir su mejor forma de aprender y comunicarse.

—Absentismo: irregular asistencia al grupo por parte de los padres.

—Buscar recetas inmediatas más que una progresión de conocimientos y cambio de actitudes.

—No existen programas que permitan una continuación o se repiten los mismos temas continuamente y otros no se tratan nunca.

—Falta de metodología activa por parte de la organización de la escuela: en consecuencia, y como disculpa, se dice que los padres no quieren participar.

—Convertir la EP en un grupo de presión en contra o a favor de algo, pero olvidando su desarrollo interno.

—Ritmos de reuniones no adecuados: demasiadas o demasiado pocas.

—Horarios o fechas inconvenientes para los padres o determinadas desde fuera sin acuerdo y compromiso de todos.

—Sitio de las reuniones poco funcional.

—Grupos demasiado grandes o muy pequeños.

—Insistir demasiado en lo que está mal hecho; pero faltan ideas de cómo se puede hacer de otra forma.


Escuela de Padres. Temas

Tras señalar los aspectos que abarca la formación de padres, se catalogan ocho grupos temáticos que pueden servir de base para un programa de Escuela de Padres.

La determinación de temas para una EP viene dada por sus objetivos. Efectivamente, si el objetivo fundamental es la formación continua de los padres, la temática será aquella que contribuya a ese fin; pero esto, aunque importante de partida, no aclara mucho la cuestión si no se explica un poco más. Por eso es necesario preguntarse: ¿qué aspectos lleva consigo una formación permanente de los padres?

—Una formación como personas: la manera de ser, de actuar, la visión e imagen que cada uno tiene de sí mismo, la capacidad de relación con los demás, el estado emocional propio... son temas que constituyen la base para funcionar luego mejor como padres.

—La relación padres-hijos: o, en su extensión, lo que podría llamarse relaciones familiares, con todo lo que supone de la evolución del niño, de su interacción con otros hermanos y con cada uno de la familia, de los sistemas o estilos pedagógicos usados en casa.

—La relación de pareja: en su dimensión afectiva y como realización complementaria o encontrada de ideas, sentimientos, habilidades de comunicación y resolución de conflictos.

—La relación familia-escuela, tanto en el apoyo complementario que los padres pueden proporcionarle al hijo-alumno en materias referentes a sus estudios como en el análisis básico de actitudes y dificultades personales.

—La relación social de la familia y el niño con la calle, el ambiente, los amigos, las fiestas, la cultura, los viajes, los medios de comunicación, el tiempo libre.

—La orientación profesional de los hijos y su dirección hacia el mundo del trabajo, de su independencia.

—La función pública de los padres que se constituyen en asociaciones de todo tipo, tanto escolares (APA y otros) como de índole cultural y social, buscando o defendiendo sus intereses específicos.

LOS OCHO GRUPOS TEMÁTICOS

Teniendo en cuenta estos diversos aspectos de la formación de los padres, hemos tratado de catalogar en ocho grandes grupos temáticos lo que puede servir de base para un programa EP.

Pero es necesario recordar que toda clasificación no puede ser rigurosa y que unos temas se implican de tal forma con otros que no puede existir precisión de si se trata de algo evolutivo o personal, de algo pedagógico o didáctico... Por ello, esto se propone solamente como una división acumulativa que tenga suficiente operatividad, siguiendo la táctica de abordar los temas tal como se presentan en sus síntomas más inmediatos. Así por ejemplo, si a un niño se le ve solo y sin compañeros, en principio se trataría de un problema de índole «social»; aunque luego, si se ahonda en el tema, se vea que el problema tiene su origen en el mundo «familiar» y allí habrá que buscar su remedio. Abordar, por tanto, los temas tal cual se presentan es una forma de introducirse en ellos y después ya se irá viendo de qué tipo de tema se trata.

A continuación presentamos estos ocho grupos. Definimos qué temas pueden entrar en cada uno de ellos y ponemos, sólo a modo de ejemplo, algunos de los títulos particulares que se han utilizado en diversas EP, pero recordando que cada uno de estos títulos son solamente aspectos parciales que abarcan a veces sólo una pequeña parte del cuadro general.

Escuela de padres. Objetivos

Se indican los objetivos de las Escuelas de Padres, desde su fundación por la Señora Vérine. También se señalan las diferentes matizaciones en función de los diversos modelos de Escuelas de Padres.

Los objetivos de las Escuelas de Padres, tal como se recoge inicialmente en los escritos de su fundadora Sra. Vérine, van en esta línea:

—«Que los padres tengan una mayor seguridad y confianza en el desempeño de su función educativa».

—«Que logren conciliar los antiguos principios de la autoridad paterna con las ideas de la autonomía de la persona del niño».

—«Que cada niño sea atendido por sus padres no sólo como un caso singular y distinto sino además como un ser libre».

—«Que los padres, además de una instrucción psicológica adecuada, se entreguen a una labor personal de aplicación y observación de lo aprendido en el campo de relación con sus hijos». A lo largo del tiempo, los objetivos fundamentales de la Escuela de Padres han permanecido los mismos, pero han surgido diversas matizaciones según los diversos modelos de EP descritos anteriormente.

• Para los que desarrollan una escuela de tipo académico, los objetivos adquieren un matiz mayor de adquisición de conocimientos por parte de los padres y una atención menor al desarrollo de actitudes y comunicación grupal.

• Para los que estructuran su actividad en una escuela preferentemente grupal, los objetivos van más en la línea de comunicación de sentimientos y experiencias propias, e insisten asimismo en el crecimiento del grupo como medio de inmersión y aprendizaje; en cambio no buscan tanto el aprendizaje sistemático de temas: cualquiera de ellos vale, con tal que facilite la comunicación e interacción de sus componentes.

• Para la escuela que tiene un matiz proselitista, aunque mantenga los objetivos fundamentales de toda EP, aparece con claridad la búsqueda de personas y grupos que defiendan alguna idea, institución o tendencia con carácter intencional y de captación de adeptos. Existen, por tanto, una serie de subobjetivos o agendas encubiertas que, a veces, incluso pueden amenazar al objetivo fundamental de educación de los padres como tales.

• Para la «EP participativa» se mantienen los objetivos fundamentales; pero éstos se explicitan más claramente en los siguientes cinco campos:

—El campo del conocimiento: los padres necesitan saber más y mejor, tanto en su relación con los hijos como en su interacción de pareja.

—El campo de actitudes: los padres necesitan analizar sus propias actitudes, mejorarlas e incluso cambiarlas más radicalmente si quieren proporcionar una ayuda más eficaz a sus hijos.

—El campo de aprendizaje en grupo: los padres necesitan intercambiar sus ideas y sentimientos con otros padres, aprender de los demás y analizar con ellos en grupo hasta qué punto les han sido útiles los conocimientos y actitudes que van aprendiendo y tratando de aplicar en casa cada día.

—El campo de su vivencia personal en la EP: la vivencia en grupo y todas las demás actividades y contactos vividos en la EP les puede ayudar a que ellos mismos como personas, prescindiendo de su tarea de padres, experimenten un cambio personal y que puedan luego trasladar esa experiencia de cambio personal a la forma de relación que viven cada día con sus hijos. Esto es algo distinto a los contenidos o actitudes que han aprendido con el seguimiento de la técnica grupal de aprendizaje descrita en el párrafo anterior.

—El campo de acciones paralelas: un grupo participativo EP, al lograr un desarrollo suficiente, puede dirigir

¿Qué es una escuela de padres?

Análisis del origen y de los diferentes tipos de Escuelas de Padres, así como de la evolución en la actitud educadora de los padres. Se diferencian cinco tendencias en las Escuelas de Padres: académica, grupal, proselitista, participativa y burocrática. Su origen se sitúa en los Estados Unidos y en Francia.

Las Escuelas de Padres están de actualidad. Y se está empezando a adivinar, aunque la formulación se haga con mucha timidez, que la Escuela de Padres es la que debería llamarse la Escuela Primaria y que las demás escuelas están complementando, supliendo, ayudando lo que allí se comenzó. Pero a todos nos resultará fácil comprender por qué no es tan sencillo romper el esquema de que los que van a la escuela son los niños, y los padres son quienes les envían, olvidando que si los padres montan su propia escuela para aprender a serlo, los resultados de todas las demás escuelas iban a mejorar notablemente. En este sentido, la Escuela de Padres debería ser la primaria, la primera de todas.

LA EVOLUCIÓN EN LA ACTITUD EDUCADORA DE LOS PADRES

Inicialmente fue la seguridad autoritaria: se sabía muy bien lo que se quería y también cómo lograrlo. Se contaba con un historial de generaciones que habían querido y logrado lo mismo, e incluso se apelaba a ese factor de sabiduría que mágicamente podría llevar consigo el simple hecho de constituirse en padres. Valores y, sobre todo, principios claros, indiscutibles, métodos avalados por la práctica de generaciones, autopresentación de los padres como modelos vivos de la eficacia modeladora de tales métodos educativos. Era la seguridad. Después llegó el desconcierto: al romperse las estructuras sociales. Al ponerse en entredicho los valores tradicionales, al producirse un seísmo universalizado, quedaron los estratos de los valores humanos, religiosos, sociales, incluso técnicos, completamente trastocados. Al nacer y desarrollarse y propagarse nuevas concepciones de la metodología en educación... Todo muy de prisa. Fue la pedrada, no en la corriente de un río ágil y entre quebradas, sino en el centro geométrico de un lago en calma. Y vino una primera reacción de protesta: que vale tanto como rechazo incómodo, escandalizado, cargado de agresividad a quien perturbaba la siesta (ellos lo confundían con la estabilidad un poco de nirvana de «la» verdad), la costumbre, la tradición. Muchos padres todavía están en esta etapa: contra los que siembran la niebla, contra los que son capaces de exigir el análisis de los principios intangibles, contra los que proponen, apelando a veces a los mismos principios que ellos, una jerarquización distinta de los valores motivadores, contra los que están logrando que las estructuras educativas se modifiquen, aunque estas estructuras se llamen la escuela, la familia, la sociedad los partidos políticos, la televisión o las iglesias. Protesta de quien es despertado violentamente de su letargo. Hasta que algunos han comprendido que la reacción tendría que parecerse a comprender o intentar comprender: analizar lo que está pasando, capacitarse para estar abierto a lo que sea razonable, aceptar la situación de educandos permanentes, aunque precisamente entre los padres es en donde aparece con mucha más claridad eso de que los educandos son los principales agentes de su propia educación. Y así, tan simplemente, surge la Escuela de Padres: mucho más que como moda o tópico, como necesidad. No para que los papás acudan a una escuela, sino para que se constituyan en Escuela de Padres.

No todos los padres aceptan la necesidad de una educación permanente. Pero ya van siendo cada vez menos quienes no comprenden esta necesidad. Por otra parte, es suficientemente significativo que puedan existir todavía padres que se consideren definitivamente capacitados para la tarea educativa.

FUENTE: http://cprcalat.educa.aragon.es/inescuela_de_padres.htm

Carmen Mª Gil Ruiz

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